Existe una relación entre la interdepencia, la impermanencia y la vacuidad.
Todo lo que existe está vacío de una existencia independiente. Las cosas no son independientes. Todo está conectado. A su vez existe la impermanencia, la transitoriedad, todo cambia.
Todas las cosas están "vacías" de identidad. El nirvana también puede experimentarse en el vacío presente. En la doctrina mahayana, la comprensión de la "negación de uno mismo" se expresa en la doctrina de la "vacuidad".
Como se indica en el Sutra del Corazón " La vacuidad es forma, la forma es vacuidad".
Vacío es la traducción habitual para el término Budista Sunyata (o Shunyata). Hace referencia al hecho de que ninguna cosa, incluida la existencia humana, posee una sustancia verdadera, lo que implica que nada es permanente y que nada es independiente por completo del resto de las cosas. En otras palabras, todo lo que existe en el mundo está interconectado y en un fluir constante. Por tanto, una correcta apreciación de esta idea nos libera del sufrimiento causado por nuestro ego, nuestro apego y nuestra resistencia al cambio y a la pérdida.
La vacuidad no es la nada, sino la naturaleza real de los fenómenos.
Los términos verdad última, vacuidad y naturaleza última de los fenómenos son sinónimos.
Debemos comprender que debido a que no hemos realizado la verdad última, tenemos problemas sin cesar. La razón de que permanezcamos en la prisión del samsara es que seguimos cometiendo acciones contaminadas inducidas por nuestras perturbaciones mentales, que surgen de la ignorancia del aferramiento propio.
Esta ignorancia es la causa de todos nuestros problemas y engaños y la única manera de eliminarla es realizando la vacuidad. Aunque nos resulte difícil comprender la vacuidad, debemos hacer un esfuerzo. De este modo, finalmente seremos recompensados con la cesación permanente del sufrimiento y con el gozo sublime de la iluminación total.
El objetivo de comprender la vacuidad y meditar en ella es liberar nuestra mente de las concepciones y apariencias erróneas y convertirnos en un ser completamente puro, en un Buda.
En este contexto, concepciones erróneas se refiere a la ignorancia del aferramiento propio, la mente conceptual que se aferra a los fenómenos como si tuvieran existencia verdadera; y apariencias erróneas, a las apariencias de los fenómenos como si tuvieran existencia verdadera. Las concepciones erróneas son las obstrucciones a la liberación, y las apariencias erróneas, las obstrucciones a la omnisciencia. Solo los Budas han eliminado estas dos obstrucciones.
Existen dos clases de aferramiento propio: el aferramiento a la entidad propia de las personas y el aferramiento a la entidad propia de los fenómenos. El primero se aferra a nuestro yo o al de los demás como si tuviera existencia verdadera, y el segundo, a cualquier otro fenómeno como si tuviera existencia verdadera. Las mentes que se aferran a nuestro cuerpo, a nuestra mente o a nuestras posesiones como si tuvieran existencia verdadera son ejemplos de aferramiento a la entidad propia de los fenómenos.
El propósito principal de meditar en la vacuidad es reducir y finalmente eliminar las dos clases de aferramiento propio. El aferramiento propio es el origen de todos nuestros problemas. Nuestro sufrimiento es directamente proporcional a la intensidad de nuestro aferramiento propio.
Por ejemplo, cuando este es muy intenso, una simple broma puede hacernos enfadar, pero cuando es débil, la misma broma nos hacer reír. Cuando hayamos eliminado por completo el aferramiento propio, todos nuestros problemas desaparecerán de manera natural. Incluso a nivel temporal, la meditación en la vacuidad puede ayudarnos a superar la ansiedad y las preocupaciones.
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