
El molino de oración es uno de los iconos del Tíbet, sea cual sea su tamaño, este elemento tiene un gran valor para sus habitantes, que lo usan como elemento para esparcir la compasión por el mundo, y conseguir limpiarlo de tanto sufrimiento y negatividad.
Todo empieza con los “mantras“, en este caso “OM MANI PADME HUM“, que significa “Oh, joya en el loto” con el que consiguen crear una comunicación con la divinidad de la compasión, Avalokitesvara (mongol) o Chenrezig (tibetano).Un hecho muy importante, es que recitar este “mantra” se hace en beneficio de los demás seres vivos, clara muestra que el individuo pertenece a una comunidad y se debe a ella misma.
Después de iniciarnos en el conocimiento de este mantra, debemos saber que el molino de oración tiene esta misma utilidad, se trata de una estructura cilíndrica donde se repite interminables veces “OM MANI PADME HUM” en su interior, a través de un pergamino, o bien en su cara visible, grabado en la propia superficie del molino. Este elemento gira en el sentido de las agujas del reloj, en una clara prueba de la herencia hindú de este territorio, ya que desde antaño, los peregrinos daban vueltas alrededor de ciudades como Lhasa, o alrededor de montañas, templos… mientras recitaban sus mantras.
Cabe destacar que el tamaño de estos molinos tiene un rango amplísimo de posibilidades, desde los más pequeños, que tienen el tamaño de un anillo, hasta molinos de grandes proporciones que en la actualidad hay que moverlos con la ayuda eléctrica.

Así pues, estamos ante un elemento que nos muestra el carácter de este pueblo, sus valores de entregarse a los demás e intentar hacer siempre el bien, motivo por el cuál toda la gente que visita estos territorios, vuelve con la sensación de haber estado en un enclave donde los valores de compañerismo, lealtad… siguen aún latentes.
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